Introducción
En el mundo del diseño y desarrollo de productos existe un error recurrente y que parece que nunca termina de desterrarse del todo. Nos referimos a la creencia de que Design Thinking y Design Sprint son la misma cosa.
Si bien parece una equivocación inofensiva, lo cierto es que muchas veces este error suele generar dudas en torno a qué metodología es la adecuada para implementar en determinado proyecto de innovación.
Para terminar de una vez por todas con esta confusión, en este artículo te explico qué es Design Thinking y Design Sprint, cuáles son las principales diferencias entre una y otra metodología, y de qué manera se pueden articular ambos enfoques para optimizar los procesos de diseño.
Qué es Design Thinking
Design Thinking es, antes que todo, una metodología de resolución de problemas. Si bien el concepto de Design Thinking existe entre las décadas de 1950 y 1960, la concepción moderna surgió en los 90 con la llegada de IDEO.
Esta compañía fundada por David Kelley, Bill Moggridge y Mike Nuttall proponía emplear Design Thinking para que las empresas pudieran identificar, definir y resolver problemas de manera progresiva, ordenada y efectiva.
El aporte más innovador de esta metodología es que enfoca la solución de problemas desde la perspectiva de los usuarios finales, y no únicamente desde la mirada del negocio.
Design Thinking plantea que el diseño centrado en las personas es la única forma de crear soluciones y experiencias que los clientes realmente quieran usar.
Tim Brown, actual presidente de IDEO, define Design Thinking de la siguiente manera:
«Design Thinking es un enfoque de innovación centrado en los humanos que se basa en un conjunto de herramientas de diseño para integrar las necesidades de las personas, las posibilidades tecnológicas y los requisitos para el éxito empresarial».
Esto significa que Design Thinking es, esencialmente, una filosofía que aborda los problemas de una forma integral, buscando establecer lazos de empatía con las personas afectadas. Como tal, se sirve de un conjunto amplio de herramientas y ejercicios de diseño para cumplir con objetivos de negocio.
Design Thinking ofrece dos principales ventajas:
- Permite conocer a las audiencias en profundidad, sus necesidades y problemas, y crear vínculos de empatía con ellos.
- Es un proceso cien por ciento iterativo, que implica poner a prueba las soluciones creadas, recolectar evidencia y mejorar contínuamente.
Su proceso incluye las siguientes etapas:
- Empatizar: Implica comprender en profundidad las necesidades de los usuarios y su entorno.
- Definir: Consiste en seleccionar la información recopilada más relevante para definir el problema a resolver.
- Idear: El objetivo en esta etapa es pensar un sinfín de posibles soluciones. Se busca apelar al pensamiento creativo y expansivo.
- Prototipar: Prototipar es nada menos que hacer las ideas realidad. Construir prototipos nos ayuda a visualizar las soluciones y entender mejor qué debemos mejorar antes de llegar al resultado final.
- Testear: Se trata esencialmente de probar los prototipos con los usuarios reales. Nos ayuda a identificar mejoras y las fallas a resolver.
Design Thinking apunta a transformar la forma en que las organizaciones desarrollan sus productos, procesos y estrategias.
Su objetivo, en definitiva, es ayudar a los equipos de diseño a crear soluciones tecnológicamente factibles y económicamente viables que las personas deseen usar.
Qué es Design Sprint
Design Sprint es una metodología de resolución de problemas desarrollada por Google Ventures en 2010, y que cobró una enorme popularidad en 2016 con la publicación del libro Sprint, de Jake Knapp.
Design Sprint es un proceso que permite validar ideas y problemas complejos en tan sólo cinco días, a través de la creación de prototipos rápidos y el testeo con usuarios reales.
Si bien los Design Sprints se basan en los principios y herramientas de Design Thinking, a diferencia de la metodología propuesta por IDEO, su naturaleza es 100% práctica.
El objetivo de los Design Sprints es funcionar como un framework para producir el máximo impacto en el menor tiempo posible.
Para lograr este propósito, un Design Sprint incluye pasos estrictos y ejercicios cronometrados para maximizar la productividad y la colaboración de los equipos.
Los Design Sprints fueron pensados originalmente para ser utilizados por startups y equipos pequeños. Sin embargo, hoy en día, muchas grandes compañías también emplean esta metodología en sus procesos de diseño de productos.
Las principales ventajas de los Design Sprints son:
- Permite a los equipos aislar un problema complejo y convertirlo en un objetivo concreto y enfocado.
- Fomenta la colaboración y la participación de personas con formaciones y puntos de vista diferentes.
- Permite poner a prueba soluciones innovadoras y evaluar la respuesta de usuarios reales.
El proceso de Design Sprint incluye los siguientes pasos:
- Comprender: Implica crear un mapa para identificar el problema y elegir un objetivo concreto para resolver.
- Idear: Incluye la propuesta de soluciones competitivas en papel.
- Decidir: Aquí se busca elegir la mejor opción disponible y transformar esas ideas en soluciones testeables.
- Prototipar: Crear un prototipo realista.
- Testear: Poner a prueba el prototipo y obtener feedback de usuarios reales.
Diferencias entre una y otra metodología
Tanto Design Thinking como Design Sprint se basan en principios y herramientas comunes. Sin embargo, existen diferencias concretas entre una y otra metodología.
Design Thinking es una filosofía. Es una forma de estructurar nuestra forma de pensar para entender un problema y concebir soluciones innovadoras.
Design Sprint, en tanto, es una forma de llevar esa mentalidad a la práctica y ejecutarla de manera sistemática y ordenada.
Design Thinking es ideal para descubrir oportunidades, definir problemas e idear soluciones generando lazos de empatía con los usuarios.
Un Design Sprint, en cambio, es un proceso metodológico que se enfoca en resolver, en un rango de tiempo determinado, problemas concretos con un alcance claramente delimitado.
Los Design Sprints siguen un proceso lineal. Consiste en una serie de pasos y ejercicios preestablecidos que los equipos deben acatar como una receta.
Mientras que Design Thinking sigue una lógica de bucle, en donde es posible volver instancias anteriores para investigar más información, plantear ideas nuevas o probar caminos alternativos.
Cómo articular Design Thinking con Design Sprint
Tanto Design Thinking como Design Sprint son metodologías enormemente efectivas para crear o repensar productos, servicios y experiencias desde una perspectiva centrada en los usuarios.
Aún con sus diferencias, estas metodologías pueden funcionar de forma complementaria. Tomemos, por ejemplo, una empresa que pretende incorporar un framework de innovación en sus procesos de trabajo.
Un proyecto de esta naturaleza requiere analizar el contexto de la compañía, entender la problemática en su totalidad y los actores involucrados: cuáles son sus necesidades y objetivos, y de qué manera podemos identificar oportunidades de mejora, los desafíos a enfrentar y las posibles soluciones a desarrollar.
Para un proyecto de este tipo, Design Thinking resulta el enfoque más adecuado, dado que implica cambios estructurales e involucra muchas áreas dentro de la organización.
Sin embargo, Design Sprint también podría cumplir un rol fundamental, dado que permitiría a la empresa descubrir, en sólo cinco días, cómo resolver una problema concreto dentro de ese gran proyecto (por ejemplo: de qué forma mejorar los procesos de comunicación interna entre los diferentes equipos).
Los Design Sprints son una herramienta de enorme utilidad para resolver problemas que exigen una atención urgente o que requieren que los equipos actúen rápido. Design Thinking, en cambio, es ideal para proyectos a largo plazo o que no tienen una fecha de finalización establecida.
Design Thinking es como correr una maratón. Design Sprint, como su nombre lo sugiere, es una carrera de velocidad.
Espero este artículo te ayude y aclare los conceptos.